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La COVID19 y las plataformas de educación online (I)
La reciente excepcionalidad global causada por la pandemia ha puesto en jaque a los principales productos de e-learning, especialmente los LMS. Utilizados por las instituciones de educación pública y privada para seguir impartiendo clase a los alumnos y alumnas a distancia, así como por las corporaciones, en un tiempo excepcional, para formar a sus empleados y empleadas confinados en sus domicilios.
La reciente excepcionalidad global causada por la pandemia ha puesto en jaque a los principales productos de e-learning, especialmente los LMS. Utilizados por las instituciones de educación pública y privada para seguir impartiendo clase a los alumnos y alumnas a distancia, así como por las corporaciones, en un tiempo excepcional, para formar a sus empleados y empleadas confinados en sus domicilios.
Un incremento brutal del número de usuarios acompañado con un volumen de tráfico nunca visto hasta ahora en muchos casos ha dejado en evidencia la capacidad de algunos de estos productos para enfrentarse a una demanda real que corresponda con el número de usuarios potenciales, pues hasta ahora el volumen de usuarios no suponía un porcentaje muy elevado, siendo el modelo digital una parte residual. Una serie de retos tecnológicos que ya han abordado otros productos IT ocupa en este momento la agenda de los responsables de producto, arquitectos y gerentes de las empresas del sector.
Las estrategias que actualmente se están aplicando son, como cabría de esperar, de muy diversa naturaleza en virtud del diseño y la capacidad de los LMS para asumir unas u otras, pero cabe destacar algunas de ellas como las más relevantes, tanto en número como en impacto real:
- Desacoplamiento de los frontales para su distribución por CDN
- Adopción de una arquitectura distribuida basada en microservicios
- Utilización masiva de servicios de terceros, esencialmente los proveedores de Cloud Computing
- Reingeniería de las aplicaciones para mejorar su rendimiento y el uso de los recursos
Obviamente estas estrategias son “titulares” y así deben ser entendidas. Su aplicación en las organizaciones es normalmente híbrida (no solamente se aplica una) y cabe detallar algunas de ellas más allá del alcance de esta propuesta -en particular la definición de microservicio y su pertinencia en algunas aplicaciones.
En relación a estas estrategias surgen problemas asociados a decisiones tomadas en el pasado que ahora nos obligan a apostar por uno u otro camino, poniendo en riesgo la finalidad de nuestros programas formativos, así como sus problemáticas fundamentales. Algunas de éstas son la inclusión, la transparencia, la autonomía, la soberanía y muchas otras relacionadas con la demanda de recursos tanto por nuestra parte -coste de la infraestructura, propiedad de los datos- como por parte de nuestros usuarios -necesidad de una conexión de banda ancha eficiente, de un dispositivo que permita el consumo de elementos audiovisuales de alta calidad, etc.
Nunca la industria del software educativo navegó “a la altura de los tiempos”. Su capacidad de innovación tecnológica ha estado en manos de grandes consultoras y ejecutivos con un espíritu alejado de los emprendedores y activistas que han proporcionado al sector educativo los proyectos transformadores. Sin duda las soluciones han resuelto principalmente las necesidades de las instituciones, no las de los usuarios, perpetuando además de esta manera el modelo educativo convencional, actualmente en crisis. Esto por sí mismo explica por qué hasta ahora la tecnología empleada permanece idéntica a lo largo de los años con soluciones diseñadas incluso antes de que explotara la burbuja de las puntocom, con una experiencia de usuario y una estrategia en relación a la explotación y gobierno de los datos totalmente obsoleta y más próxima a la página web de un ayuntamiento que a la de una institución ágil, moderna y ocupada en las necesidades de sus usuarios y la calidad de sus servicios.