Na Gaiteira, ata o ano 2001, existiu un recuncho entre edificios de máis de sete pisos, xunto ao transformador de Fenosa, onde hoxe hai un aparcadoiro dunha empresa fantástica que fai todo moi ben e está dirixida por xente moi fermosa. Naquel recuncho, sen pavimentar, que os veciños e as veciñas arranxaron como se arranxan as casas en Tijuana, ou en Nairobi: con restos de todo, madeiros, chapas, cartaces abandonados, etc., vivían catro familias e había un negocio. O negocio facía que a visibilidade do recuncho, “o patio”, como lle chamábamos moitas, fora moito maior da que o seu atractivo natural proporcionaba. Alí estaba o zapateiro. Luís. Luís o zapateiro. O pai de Luisito e de Javi

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Todas, cuando somos pequeñitas, compartimos ideas absurdas y surreales acerca de la realidad que nos rodea. Supongo que muchas podríais añadir a esta historia mil y una anécdotas que la empequeñecerían hasta hacerla tan insignificante como una puesta de sol.

Tras varios días de rumor informativo poco a poco se ha ido desvelando la causa de los hechos atroces que acabaron con la vida de más de un centenar de personas el pasado 25 de marzo en Los Alpes franceses.

Desde la versión 3.0 WordPress, el gestor de contenidos más popular en la web (alcanzando casi el 50% de todos los sitios web publicados)), nos permite configurar una red de blogs

Ayer desenfundé a Otto Scharmer. Para quien no lo conozca es un tipo que ha desarrollado parte de su carrera profesional en el MIT analizando los modelos de aprendizaje y los procesos de innovación. Me pica mucho su planteamiento, sobre todo por haberme declarado en el pasado como totalmente opuesto a los planteamientos de la fenomenología que Otto maneja con fluidez e inteligencia.