La reciente excepcionalidad global causada por la pandemia ha puesto en jaque a los principales productos de e-learning, especialmente los LMS. Utilizados por las instituciones de educación pública y privada para seguir impartiendo clase a los alumnos y alumnas a distancia, así como por las corporaciones, en un tiempo excepcional, para formar a sus empleados y empleadas confinados en sus domicilios.
El sector de la educación a distancia, al igual que otros muchos, tiene la costumbre de usar siglas para referirse a la tipología de productos digitales que utiliza. Durante años LMS ha sido la más utilizada cuando se trataba de aplicaciones web orientadas a la educación. Desde hace unos años ha surgido una alternativa o evolución de los LMS que se han denominado LXP, siglas de Learning Experience Platforms. La diferencia fundamental con el LMS reside en las necesidades que resuelve uno y el otro.
Si quieres publicar tu sitio web personal, un blog sobre tus aficiones o cualquier proyecto web sencillo sin funcionalidades complejas como comercio electrónico, que no exija un nivel alto de interacción con tus usuarios, puedes optar por tres servicios sencillos (y seguramente gratuitos) que te proporcionarán todos las prestaciones que tu proyecto web necesita: Github Pages, Netlify y Zeit.
Las apariencias, la estética, el tono de voz, las costumbres más o menos refinadas, construyen un sistema de prejuicios que nos impiden muchas veces insistir en las relaciones, hacerlas pues perdurables o siquiera posibles. Está en juego la transversalidad de nuestras acciones, el impacto de nuestros proyectos y la justicia social al fin.
Durante los últimos meses hemos estado desarrollando nuestro módulo de gestión del conocimiento, basado en la interoperabilidad con Git, y que se ha desarrollado en el contexto del evento Inteligencia Colectiva para la Democracia, de Medialab Prado. Aquí un vídeo con la presentación que hicimos en el evento “Un año en un día”, el pasado mes de diciembre en Madrid.
Reclamar soberanía digital implica reivindicar y garantizar para los usuarios una serie de libertades sobre sus datos y sus aplicaciones. Pero hay otro elemento relevante en juego cuando tratamos de garantizar la soberanía tecnológica: la seguridad. Tener un sitio web seguro es importante tanto en un contexto empresarial (protección de datos de nuestros usuarios y clientes), como en un contexto de colaboración, impidiendo ataques o intromisiones de terceros no deseadas en nuetros sitios web.